martes, 21 de febrero de 2012

La banda de Möbius: la interpretación como corte y su estatuto de acto analítico “Mi topología no está hecha de una sustancia que sitúe más allá de lo real aquello con que se motiva una práctica. No es teoría. Pero tiene que dar cuenta de que, cortes del discurso, los hay tales que modifican la estructura a la que éste se acoge originalmente”. En el Seminario “La identificación” Lacan dice que con sus formas topológicas nos quiere hacer llegar a pensar en que dichas superficies son estructuras . Según Cristina Marqués Rodilla, la apuesta de Lacan por formalizar y ser lógico en relación a los conceptos analíticos le lleva a considerar la topología, sin exigir por esto que el psicoanálisis sea una ciencia. Así, determinadas formas topológicas nos permiten comprender como ciertas orientaciones de superficie ponen de manifiesto la existencia de un campo exterior que es siempre homogéneo a un campo interior y viceversa. El interior puede devenir exterior y lo exterior, interior, porque siempre lo fueron y el objeto topológico que ilustra con mayor claridad esta propiedad es la banda de Möbius. Entonces, “podemos valernos de la estructura de la banda de Möbius como de un soporte metafórico posible para dar cuenta, a un nivel elemental, de ciertas manifestaciones típicas de la lógica del funcionamiento psíquico”. La banda de Möbius es una superficie unilátera de un solo borde, la cual se obtiene a partir de un polígono fundamental (superficie cuadrilátera). Dicho polígono fundamental posee dos bordes que se encuentran orientados en direcciones opuestas. Para construir la banda de Möbius es necesario suturar dichos bordes volviéndolos en la misma dirección, efectuando para ello una semitorsión . Aunque de manera intuitiva puede creerse que la banda posee dos caras, sin embargo, se trata de una superficie unilátera, es decir, de una sola cara y de un solo borde; lo cual puede comprobarse recorriendo la banda desde cualquier punto, advirtiéndose así que se recorre la superficie en su totalidad sin cruzar borde alguno. Si se materializa dicho recorrido con una línea constatamos que volvemos al punto de partida sin efectuar ningún cruce. Ahora bien, “un corte puede determinar la topología de una superficie”, transformando a la banda de Möbius de superficie no orientable en una superficie orientable, bifaz o bipartida (con dos bordes) llamada anillo de Jordan, si para ello se le realiza un corte que dé una única vuelta. Según Nasio, lo que interesa en la banda es que su propiedad de tener un solo borde cambia si se opera en la misma un corte mediano, ya que en el momento de cortar la línea mediana de la banda y realizando con las tijeras una curva cerrada, la banda propiamente dicha desaparece y el resultado es una cinta que ya no es una banda de Möbius: (…) el “corte cerrado” de la transformación topológica es el acto analítico por excelencia. La interpretación analítica es comparable al corte topológico porque produce modificaciones en la estructura del analizante. El efecto de sujeto se produce por los efectos de verdad, cortes en el saber del analizante, que resultan de la interacción de la asociación libre y de la interpretación. La interpretación corta y cierra los dichos del analizante. Así mismo, si realizamos el corte a lo largo de uno de los bordes de la banda que da dos vueltas para poder unirse consigo mismo, se produce una nueva banda de Möbius más angosta que la inicial en la que se destaca en el centro una banda de dos caras igual a la anterior, es decir, al anillo de Jordan. De lo anterior podemos entonces arribar a la doble conclusión de que “el corte determina la estructura topológica de la superficie” por un lado, y de que la banda de Möbius es ese mismo corte, lo cual se comprueba suturando la línea de corte y comprobando que se vuelve a obtener la banda de Möbius original: “Es necesario cortar para percatarse de la estructura”, refiere Nasio. Entonces, esto nos permite comprender “como el solo corte del dicho puede engendrar la transformación de una estructura, o sea el estatuto que corresponde conferirle a la interpretación (…) en el espacio de la cura”. En “Radiofonía” , Lacan le confiere a la interpretación el estatuto de corte realizado en la banda de Möbius que soporta la doble inscripción de la cadena inconsciente y la consciente. El corte interviene de modo tal que transforma, como vimos, a la banda original en banda bipartida (con dos caras y provista de un borde). Así, lo que constituye al inconsciente (reverso) es la interpretación al actualizarlo (al inconsciente) como el envés del discurso consciente (derecho). De esto se deduce que el decir (corte interpretativo de la banda) cambia la estructura sin modificar la naturaleza del dicho que es su soporte. “El corte es el acto analítico por excelencia. (…), la intervención del analista sanciona la abertura del inconsciente a la vez que la vuelve a cerrar”, escribe J. Dor . Es por ello que Lacan promueve la eficacia del acto analítico en el terreno del equivoco significante. La operación de corte libera al significante del significado circunscribiendo la cadena significante y el vacío que ella encierra al modo de la banda de Möbius: En este sentido, el acto analítico en calidad de corte es susceptible de hacer aparecer el espacio del deseo del sujeto (…) a la vez que lo vuelve a cerrar en el mismo momento que lo produce. (…), el corte interpretativo es radicalmente isomorfo con la estructura del inconsciente. (…), el corte en doble lazada “revela el espacio ignorado de la superficie de la banda, que está referido al deseo. Esa manera de sacar a la luz un ‘ignorado’ que, empero, estaba ahí desde siempre en sus efectos, es paralelo al modo de existencia del inconsciente” . De esta manera, comprendemos mejor cómo “la interpretación analítica” burla al destino en el sentido de que reintroduce, mediante el juego del lenguaje, el equívoco y la metáfora ahí donde pesaba el destino de un sentido coagulado y fijado. Hace oír un sentido diferente” . Eso explica la importancia de la escansión significante que puntúa el desarrollo de las sesiones en el marco de la dirección de la cura. Por lo tanto, se justifica la pertinencia de las llamadas sesiones de “duración variable” como una exigencia que depende de la lógica del corte interpretativo. En consecuencia, el tiempo de la sesión estará acompasado solamente con la medida del “latido” del inconsciente cuya abertura opera en la palabra del sujeto, en tanto el analista sepa puntuar su articulación. Así puede comprenderse como “la interpretación encuentra su coherencia propia al intervenir bajo el modo del ‘corte significante’”. Por otra parte Lacan aporta también otra precisión respecto de la interpretación circunscribiéndola en el terrero de la cita y el enigma: La interpretación - quienes la usan se dan cuenta - se establece a menudo por medio del enigma. Enigma recogido, en la medida de lo posible, en la trama del discurso del psicoanalizante y que uno, el intérprete, no puede de ningún modo completar por sí mismo, no puede, sin mentir, considerarlo como efectivamente manifestado. Cita, por otra parte, tomada a veces del mismo texto, de tal enunciado. Así es que puede pasar por algo efectivamente manifestado, solo con que se le adjunte todo el contexto. Pero entonces uno apela a su autor. Entonces, y para concluir, lo que la banda de Möbius, como forma topológica nos permite comprender, es como el corte hace que la estructura cambie y también que la consecuencia del corte interpretativo en la cura es la división del sujeto, ya que el corte interpretativo interrumpe la posibilidad de que el yo aprese con sentido a la interpretación. Además, el corte interpretativo, es su estatuto de acto, como hemos visto, produce consecuencias a nivel de la estructura y por ello es posible pensar al corte interpretativo enlazado al horror al acto que se produce en el analista. Bibliografía -Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, La estructura del sujeto, Gedisa, Barcelona, 1985. -Lacan, Jacques, “El atolondradicho", en Escansión Nº 1, Paidós, Bs. As., 1984. -Lacan, Jacques, El seminario. Libro 17. “El reverso del psicoanálisis.”, Paidós. Bs. As, 1992. -Lacan, Jacques, El Seminario. Libro 9. ”La identificación”, 1961-1962. Inédito. -Lacan, Jacques, “Psicoanálisis, Radiofonía & Televisión” Traducción y notas de Oscar Masotta y Orlando Gimeno-Grendi, Anagrama, Barcelona, 1977, Tercera edición, 1993. -Marqués Rodilla, Cristina, “El sujeto tachado”, Metáforas topológicas de Jacques Lacan, Biblioteca Nueva, Madrid, 2001. -Nasio, J.-D., “Topologería”. Introducción a la topología de Jacques Lacan, Amorrortu editores, Bs. As., 2007.


La banda de Möbius: la interpretación como corte y su estatuto de acto analítico

Mi topología no está hecha de una sustancia que sitúe más allá de lo real aquello con que se motiva una práctica. No es teoría.
Pero tiene que dar cuenta de que, cortes del discurso, los hay tales que modifican la estructura a la que éste se acoge originalmente
”.[1]

En el Seminario “La identificación” Lacan dice que con sus formas topológicas nos quiere hacer llegar a pensar en que dichas superficies son estructuras[2].  Según Cristina Marqués Rodilla,[3] la apuesta de Lacan por formalizar y ser lógico en relación a los conceptos analíticos le lleva a considerar la topología, sin exigir por esto que el psicoanálisis sea una ciencia.
Así, determinadas formas topológicas nos permiten comprender como ciertas orientaciones de superficie ponen de manifiesto la existencia de un campo exterior que es siempre homogéneo a un campo interior y viceversa. El interior puede devenir exterior y lo exterior, interior, porque siempre lo fueron y el objeto topológico que ilustra con mayor claridad esta propiedad es la banda de Möbius.[4] Entonces, “podemos valernos de la estructura de la banda de Möbius como de un soporte metafórico posible para dar cuenta, a un nivel elemental, de ciertas manifestaciones típicas de la lógica del funcionamiento psíquico”.[5]
La banda de Möbius es una superficie unilátera de un solo borde, la cual se obtiene a partir de un polígono fundamental (superficie cuadrilátera). Dicho polígono fundamental posee dos bordes que se encuentran orientados en direcciones opuestas. Para construir la banda de Möbius es necesario suturar dichos bordes volviéndolos en la misma dirección, efectuando para ello una semitorsión[6].
            Aunque de manera intuitiva puede creerse que la banda posee dos caras, sin embargo, se trata de una superficie unilátera, es decir, de una sola cara y de un solo borde; lo cual puede comprobarse recorriendo la banda desde cualquier punto, advirtiéndose así que se recorre la superficie en su totalidad sin cruzar borde alguno. Si se materializa dicho recorrido con una línea constatamos que volvemos al punto de partida sin efectuar ningún cruce.[7]
            Ahora bien, “un corte puede determinar la topología de una superficie”,[8] transformando a la banda de Möbius de superficie no orientable en una superficie orientable, bifaz o bipartida (con dos bordes) llamada anillo de Jordan, si para ello se le realiza  un corte que dé una única vuelta.[9] Según Nasio, lo que interesa en la banda es que su propiedad de tener un solo borde cambia si se opera en la misma un corte mediano, ya que en el momento de cortar la línea mediana de la banda y realizando con las tijeras una curva cerrada, la banda propiamente dicha desaparece y el resultado es una cinta que ya no es una banda de Möbius:[10]

(…) el “corte cerrado” de la transformación topológica es el acto analítico por excelencia. La interpretación analítica es comparable al corte topológico porque produce modificaciones en la estructura del analizante. El efecto de sujeto se produce por los efectos de verdad, cortes en el saber del analizante, que resultan de la interacción de la asociación libre y de la interpretación. La interpretación corta y cierra los dichos del analizante.[11]
           
Así mismo, si realizamos el corte a lo largo de uno de los bordes de la banda que da dos vueltas para poder unirse consigo mismo, se produce una nueva banda de Möbius más angosta que la inicial en la que se destaca en el centro una banda de dos caras igual a la anterior, es decir, al anillo de Jordan.[12]
De lo anterior podemos entonces arribar a la doble conclusión de que “el corte determina la estructura topológica de la superficie”[13] por un lado, y de que la banda de Möbius es ese mismo corte,[14] lo cual se comprueba suturando la línea de corte y comprobando que se vuelve a obtener la banda de Möbius original: “Es necesario cortar para percatarse de la estructura”, refiere Nasio.[15]
Entonces, esto nos permite comprender “como el solo corte del dicho puede engendrar la transformación de una estructura, o sea el estatuto que corresponde conferirle a la interpretación (…) en el espacio de la cura”.[16] En “Radiofonía”[17], Lacan le confiere a la interpretación el estatuto de corte realizado en la banda de Möbius que soporta la doble inscripción de la cadena inconsciente y la consciente. El corte interviene de modo tal que transforma, como vimos, a la banda original en banda bipartida (con dos caras y provista de un borde). Así, lo que constituye al inconsciente (reverso) es la interpretación al actualizarlo (al inconsciente) como el envés del discurso consciente (derecho). De esto se deduce que el decir (corte interpretativo de la banda) cambia la estructura sin modificar la naturaleza del dicho que es su soporte.[18]
“El corte es el acto analítico por excelencia. (…), la intervención del analista sanciona la abertura del inconsciente a la vez que la vuelve a cerrar”, escribe J. Dor[19]. Es por ello que Lacan promueve la eficacia del acto analítico en el terreno del equivoco significante. La operación de corte libera al significante del significado  circunscribiendo la cadena significante y el vacío que ella encierra al modo de la banda de Möbius:[20]

En este sentido, el acto analítico en calidad de corte es susceptible de hacer aparecer el espacio del deseo del sujeto (…) a la vez que lo vuelve a cerrar en el mismo momento que lo produce. (…), el corte interpretativo es radicalmente isomorfo con la estructura del inconsciente. (…), el corte en doble lazada “revela el espacio ignorado de la superficie de la banda, que está referido al deseo.  Esa manera de sacar a la luz un ‘ignorado’  que, empero, estaba ahí desde siempre en sus efectos, es paralelo al modo de existencia del inconsciente”[21]. De esta manera, comprendemos mejor cómo “la interpretación analítica” burla al destino en el sentido de que reintroduce, mediante el juego del lenguaje, el equívoco y la metáfora ahí donde pesaba el destino de un sentido coagulado y fijado. Hace oír un sentido diferente”[22].
Eso explica la importancia de la escansión significante que puntúa el desarrollo de las sesiones en el marco de la dirección de la cura. Por lo tanto, se justifica la pertinencia de las llamadas sesiones de “duración variable” como una exigencia  que depende de la lógica del corte interpretativo.[23]

En consecuencia, el tiempo de la sesión estará acompasado solamente con la medida del “latido” del inconsciente cuya abertura opera en la palabra del sujeto, en tanto el analista sepa puntuar su articulación.[24] Así puede comprenderse como “la interpretación encuentra su coherencia propia al intervenir bajo el modo del ‘corte significante’”.[25]
Por otra parte Lacan aporta también otra precisión respecto de la interpretación circunscribiéndola en el terrero de la cita y el enigma:

La interpretación - quienes la usan se dan cuenta - se establece a menudo por medio del enigma. Enigma recogido, en la medida de lo posible, en la trama del discurso del psicoanalizante y que uno, el intérprete, no puede de ningún modo completar por sí mismo, no puede, sin mentir, considerarlo como efectivamente manifestado. Cita, por otra parte, tomada a veces del mismo texto, de tal enunciado. Así es que puede pasar por algo efectivamente manifestado, solo con que se le adjunte todo el contexto. Pero entonces uno apela a su autor.[26]

Entonces, y para concluir, lo que la banda de Möbius, como forma topológica nos permite comprender, es como el corte hace que la estructura cambie y también que la consecuencia del corte interpretativo en la cura es la división del sujeto, ya que el corte interpretativo interrumpe la posibilidad de que el yo aprese con sentido a la interpretación. Además, el corte interpretativo, es su estatuto de acto, como hemos visto, produce consecuencias a nivel de la estructura y por ello es posible pensar al corte interpretativo enlazado al horror al acto que se produce en el analista.
Bibliografía

-Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, La estructura del sujeto, Gedisa, Barcelona, 1985.
-Lacan, Jacques, “El atolondradicho", en  Escansión  1, Paidós, Bs. As., 1984.
-Lacan, Jacques, El seminario. Libro 17. “El reverso del psicoanálisis.”, Paidós. Bs. As, 1992.
-Lacan, Jacques, El Seminario. Libro 9. ”La identificación”, 1961-1962. Inédito.
-Lacan, Jacques,  “Psicoanálisis, Radiofonía & Televisión” Traducción y notas de Oscar Masotta  y Orlando Gimeno-Grendi, Anagrama, Barcelona, 1977, Tercera edición, 1993.
-Marqués Rodilla, Cristina, “El sujeto tachado”, Metáforas topológicas de Jacques Lacan, Biblioteca Nueva, Madrid, 2001.
-Nasio, J.-D., “Topologería”. Introducción a la topología de Jacques Lacan, Amorrortu editores, Bs. As., 2007.


[1]Lacan, Jacques, “El atolondradicho", en Escansión  1, Paidós, Bs. As., 1984.
[2]Lacan, Jacques, El Seminario. Libro 9. ”La identificación”, 1961-1962. Inédito.
[3] Marqués Rodilla, Cristina, “El sujeto tachado”, Metáforas topológicas de Jacques Lacan, Biblioteca Nueva, Madrid, 2001.
[4]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, La estructura del sujeto, Gedisa, Barcelona, 1985.
[5]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Pág. 138, Op. Cit., 1985.
[6]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Op. Cit., 1985.
[7]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Op. Cit., 1985.
[8]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Pág. 136, Op. Cit., 1985.
[9]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Op. Cit., 1985.
[10]Nasio, J.-D., “Topologería”. Introducción a la topología de Jacques Lacan, Amorrortu editores, Bs. As., 2007.
[11]Marqués Rodilla, Cristina, “El sujeto tachado”, Op. Cit., 2001
[12]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Op. Cit., 1985.
[13]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Pág. 137, Op. Cit., 1985.
[14]Lacan, Jacques, “El atolondradicho", Op. Cit., 1984.
[15] Nasio, J.-D, “Topologería”, Op. Cit., 2007.
[16]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Pág. 191, Op. Cit., 1985.
[17]Lacan, Jacques,  Psicoanálisis, Radiofonía & Televisión” Traducción y notas de Oscar Masotta  y Orlando Gimeno-Grendi, Anagrama, Barcelona, 1977, Tercera edición, 1993.
[18]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Op. Cit., 1985.
[19]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Pág. 196 y 197, Op. Cit., 1985.
[20]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Op. Cit., 1985.
[21]Granon Lafont, J., “La topologie ordinaire de J. Lacan” en Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Op. Cit., 1985.
[22]Guyomard, P., “La jouissance du tragique. Antigone, Lacan et le désir de l’analyste” en Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Op. Cit., 1985.
[23]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Pág. 199 y 200. Op. Cit., 1985.
[24]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Op. Cit., 1985.
[25]Dor, Joël, “Introducción a la lectura de Lacan II”, Pág. 201 y 202. Op. Cit., 1985.
[26]Lacan, Jacques, El seminario. Libro 17. “El reverso del psicoanálisis”. Pág. 38. Paidós. Buenos Aires, 1992.

1 comentario:

  1. ¿es esto correcto ?

    http://www.academia.edu/7649153/Amalgamating_Lacan_s_Formulae_of_Sexuation_Discourse_Theory_and_Topology

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