martes, 21 de febrero de 2012

Salud Mental


1. Sujeto, síntoma y ética en el campo de la salud mental y en el campo del psicoanálisis.
Dos campos, por un lado el de la salud mental, cuya definición se corresponde muy buen con la del orden público y por el otro, el del psicoanálisis, cuyo campo es el goce, siempre singular, del sujeto.
Sujeto:
En el campo del psicoanálisis, la cuestión es siempre de “un” sujeto, de su inconsciente y de lo que para él las palabras quieren decir; mientras que, en el campo de la salud mental, se tiende a inscribir a los sujetos en grandes categorías anónimas. El psicoanalista trata de ubicar la singularidad para que el sujeto pueda volver a aprender al Otro encontrándose como sujeto.
Por otro lado, desde la perspectiva del psicoanálisis, el sujeto es siempre responsable, éticamente responsable y debe hacerse cargo de las consecuencias de sus actos. El psicoanalista se dirige al sujeto de derecho, lo cual puede general algunos obstáculos cuando en el campo de la salud mental, atravesado por el discurso jurídico, el derecho le es retirado al sujeto. El psicoanálisis se dirige al sujeto, siempre que este pueda responder sobre lo que hace y dice. Se trata de que le sujeto debe responsabilizarse de las consecuencias de sus actos, más allá de la intencionalidad de los mismos.
Síntoma:
En el campo de la salud mental el síntoma es pensado generalmente como disfuncionamiento, mientras que el psicoanálisis advierte el lazo que el sujeto tiene con éste y por ende se trata de orientarse hacía el síntoma.
En el campo de la salud mental se trata muchas veces de normalizar, de restituir el normal funcionamiento, de hacer desaparecer el síntoma que aqueja al sujeto, en tanto se trata aquí del discurso del amo, el síntoma es algo a resolver, el objetivo es que las cosas marchen, que los síntomas desaparezcan y que se restablezca el equilibrio perdido; mientras que desde el psicoanálisis estamos advertidos de que el sujeto habita un espacio sin armonía y de que cada intento de equilibrio no es más que una sutura siempre presta a reabrirse. De alguna manera, el síntoma es el esfuerzo por desembarazarse de todo síntoma. Se trata entonces, no de hacer desaparecer el síntoma, sino del saber hacer de cada uno con su falta de armonía y con su desequilibrio. La pregunta que guía al analista es ¿Qué posición tiene el sujeto en relación a su síntoma?, y esto permite una primera localización de la posición del sujeto en lo real.
Mientras que en el campo de la salud mental se trata de la clínica de la mirada, es decir, se observa la síntoma en su constitución fenomenológica; en el campo del psicoanálisis se trata de la clínica de la escucha en tanto el síntoma habla y repite una modalidad de goce desfigurada y teñida de una sensación de sufrimiento y también, se piensa al síntoma conectado a la historia significante del sujeto.
Se busca, entonces, el pasaje del síntoma como manifestación descriptiva, al síntoma como lo que quiere decir, para concluir en el síntoma que ya no quiere decir pero que funciona para el sujeto.
Ética:
El mandamiento ético implicado en el campo del psicoanálisis es entonces: “hacer existir un sujeto”, allí donde el objeto presentifica al sufriente. Se apunta a tener en cuenta la dimensión de lo real en juego, propiciando un espacio y un tiempo en el que se pueda incluir los fenómenos en un decir. Así, la ética, en el campo del psicoanálisis es la del bien decir y debe encontrarse en el punto opuesto a toda voluntad de dominar, dirigiendo la cura sin dirigir al paciente. En el campo de la salud mental, se tiende a hacer desaparecer las excepciones, buscando estampillar al sujeto incluyéndolo en una categoría diagnóstica y aplicándole la terapéutica que se cree más conveniente. Que el psicoanalista reciba a un paciente depende más de una decisión que de una evaluación y en este sentido se trata para nosotros de una cuestión ética. La ética propia del psicoanálisis incluye tanto al analista como al analizante y tiene en cuenta las consecuencias, el goce y el deseo.
La ética del psicoanálisis se aparta de todo intento de dominio e implica el deseo del analista, deseo de saber: saber que ninguna identificación satisface a la pulsión, que la identificación no calma al goce.

2. Posición del analista en el campo de la salud mental.
Para el psicoanalista, en el campo de la salud mental, no se trata de cosas “por hacer”, sino de “cosas por decir”. La pequeña fórmula que lo orienta sería: decir en vez de hacer, saber en vez de actuar. Es por esto que, respecto de la posición del analista en el campo de la salud mental, se trata de “escuchar”. El analista se pone al servicio de la escucha de lo que ha cambiado en el deseo del sujeto, de lo que ha modificado el equilibrio de los goces. La escucha puede introducir algún interrogante para el sujeto que le implique en aquello que le ha sucedido. El psicoanalista complejiza las situaciones multiplicando las cosas por decir introduciéndose, comprometiéndose con su presencia en las mismas.
Implica también una posición de acercamiento para confluir con los actores de otras disciplinas para reflexionar juntos.
En el campo de la salud mental se trata de que el analista se posicione como agente de un decir silencioso que ayude a impedir que en nombre de lo universal se olvide lo particular de cada sujeto. El analista se suma así a los equipos interdisciplinarios para operar desde la lógica del no-todo. Opera tratando producir un cierto vaciamiento del discurso amo institucional, inscribiendo en él algo que funcione de corte a la uniformidad del universal del amo. Se hace partenaire de la institución desde un lugar de no saber para provocar que allí pueda advenir la invención del sujeto.







Bibliografía

·         François Leguil: Reflexiones sobre la urgencia.
·         Eric Laurent: Hijos del trauma.
·         Ricardo Seldes: La urgencia subjetiva, un nuevo tiempo.
·         Javier Garmendia: Urgencia psiquiátrica. Una perspectiva psicoanalítica.
·         Inés Sotelo: La guardia, la admisión, la primera consulta: una coyuntura de emergencia.
·         Jaques- Alain Miller: Salud mental y orden público.
·         Eric Laurent: Pluralización actual de las clínicas y orientación hacía el síntoma.
·         Apuntes de clase. Curso: Salud mental, dictado por Antonia Caparroz, en el marco del postgrado “Fundamentos y actualidad en la clínica psicoanalítica de orientación Lacaniana”

No hay comentarios:

Publicar un comentario